Solían ser los amos del mundo conocido,pero con el tiempo las hordas de salvajes antropófagos fueron ganando el control de la Tierra Olvidada,ocupando las ciudades de piedra y diezmando a la población.
No eran un pueblo guerrero,su fuerza estaba en la razón y el conocimiento.
Nada podían hacer para rechazar a los caníbales sin morir en el intento.
Hace siglos tuvieron que refugiarse en la Tierra Prohibida más allá del gran acantilado,hacia donde sale el sol por la mañana.
En esa tierra descubrieron el arbol de los dioses,sobre el que edificaron su nuevo hogar,La Fortaleza Arbórea.
Ahí permanecen hasta nuestros días,lejos de los peligros de la tierra olvidada,hoy poblada sólo por las fieras y los salvajes.
Únicamente sus fieles dragones voladores les acompañan en su obligado exilio y los transportan a las alturas.
Desde el techo del mundo contemplan las pétreas ciudades que fueron su hogar,y que hoy ocupan los violentos invasores. Sabiendo que nunca volverán,que para ellos la Tierra Olvidada es realmente la Tierra Añorada,y que hoy viven de recuerdos en su nueva casa,la Casa Del Arbol.
No eran un pueblo guerrero,su fuerza estaba en la razón y el conocimiento.
Nada podían hacer para rechazar a los caníbales sin morir en el intento.
Hace siglos tuvieron que refugiarse en la Tierra Prohibida más allá del gran acantilado,hacia donde sale el sol por la mañana.
En esa tierra descubrieron el arbol de los dioses,sobre el que edificaron su nuevo hogar,La Fortaleza Arbórea.
Ahí permanecen hasta nuestros días,lejos de los peligros de la tierra olvidada,hoy poblada sólo por las fieras y los salvajes.
Únicamente sus fieles dragones voladores les acompañan en su obligado exilio y los transportan a las alturas.
Desde el techo del mundo contemplan las pétreas ciudades que fueron su hogar,y que hoy ocupan los violentos invasores. Sabiendo que nunca volverán,que para ellos la Tierra Olvidada es realmente la Tierra Añorada,y que hoy viven de recuerdos en su nueva casa,la Casa Del Arbol.
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