Los deseos de encontrar las valiosas perlas naturales en el fondo marino pueden más que el temor a las historias que se cuentan en la aldea, y que sitúan en ese lugar el templo sumergido en que Los Primeros encerraron un mal innombrable,una criatura que debía permanecer confinado a su prisión submarina hasta el fin del tiempo.
Algunos dicen que,no obstante el encierro,la poderosa presencia corruptora del malvado prisionero es suficiente para controlar las mareas, hundir barcos y provocar desgracias...
...pero sólo son leyendas.
Al descender a lo profundo, una antigua construcción parece emerger de los abismos,¿será el templo sumergido?,¿será la prisión submarina del mal?
El tiempo se detiene para las pequeñas pescadoras de la superficie,y la visión de los restos de numerosos naufragios que permanecen como mudos testigos de tragedias pasadas, les produce un escalofrío que recorre sus espaldas.
Superstición o no,ya no les parece una buena idea adentrarse en el abismo del Mar de la Desdicha.
