Inmóviles y mojados,esperan serenos que la furia de los elementos les dé un respiro.Por lo pronto,se mantienen de pie semejando árboles en el paisaje...
resistiendo.
Resistiendo como siempre,como sus padres,como los padres de sus padres que han luchado desde siglos por vivir cultivando los frutos de la madre tierra,al calor amigo del sol y empapándose con la dulce lluvia que trae el agua de la vida.La misma lluvia de verano que hoy los abruma,recordándoles lo pequeños que son frente a la implacable naturaleza del sur del mundo.

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