Sobre el glauco plano acuoso de la terra australis se asoman las flores de la vida,engendrando el breve y fortuito encuentro entre las criaturas aladas y los inquietos peces,que no precisan de alas para sumarse a la alegría.
Por un momento,no hay cielo o mar para estos habitantes de las aguas que se confunden con los traviesos colibríes que,lejos de molestarse,disfrutan de esta fiesta en la superficie.
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